La Rovirada de 1811. La llave de la victoria (2011)
Son momentos difíciles y el capitán general sabe que no tiene muchas opciones: debe de hacer algo. Mirando a su alrededor también sabe que no hay ni que pensar en ninguna operación militar clásica pero hay que hacer algo, aunque solo sea por mantener el espíritu, animar a la gente, construir alguna esperanza entre el pueblo y las fuerzas armadas. Sólo hay un camino: intentar de nuevo lo que se intentó hacer en el Castillo de Montjuic, pero ahora en San Fernando, es decir, hacer la guerra del pobre ante el ejército mejor preparado de la Europa del momento. Un golpe de mano, cambiar las reglas del juego, no enfrentarse al enemigo sino utilizar su fuerza y dimensiones y hacerlas jugar a nuestro favor. Una serie de factores parece que hacen más asequible la operación que en Barcelona: hay gente dentro de la fortaleza, civiles, dispuestos a colaborar, la guarnición francesa no parece mandada por un genio militar; están las tropas preparadas, con una cabeza indiscutible que, además, piensa: Francisco Rovira, también hay un oficial de carrera, Juan Antonio Martínez, acostumbrado a tratarlo y que conoce el país para poner el punto de rigor y de dirección táctica. Se decide hacerlo pero sin olvidar ninguna de las lecciones de Montjuic: no puede haber filtraciones, el secreto debe ser absoluto, ni las tropas deben saber donde y el camino para llegar debe ser disimulado y que pueda llevar a muchos destinos diferentes, incluso simular un ataque a Francia, todo, antes que diga que el destino final es la fortaleza de Figueres, el Castillo de Sant Fernando.
