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Borja, cartelista de cine

Borja, cartelista de cine

 
 
Nació en Alicante en 1929. A los seis años su abuelo materno le llevó a una librería y le compró lo necesario para iniciarse en el dibujo, que sería su pasión. Los años de la guerra civil los pasó en Cabezo de Torres (Murcia). A la vuelta a Alicante, con nueve años, se fue a vivir con su abuelo materno, Alejandro Valor, muy cerca del taller del pintor alicantino Francisco Muñoz. A los doce años su pasión por la pintura le hacía estar en la puerta viendo como pintaba.  Al tiempo el pintor le metió como discípulo suyo en el taller de pintura. Ya se empezaban a hacer carteles para los cines de Alicante. Aprendió pintando en tapices de grandes maestros como Velázquez, Murillo, Goya, Van Dyck, Leonardo. Borja llegó a entrar en el taller de Rafael Muñoz, hermano de Francisco, y cuando el esplendor del cine comenzaba a resurgir. Y ahí comenzó a renacer su ilusión por el cine pintando cartelones para los cines de Alicante. Al fallecer su maestro, y por enfermedad de su hermano, comenzó por su cuenta hacer carteles para cines de Alicante, Cartagena, Novelda, Ibi y, hasta, Puigcerdá (Girona). Compaginaba su trabajo de cartelones de cine con trabajos en la feria como los frontales de atracciones, el Tren Fantasma, La Ola, Toboganes, Barracones de Tiro... cuando se colocaba la feria en el Paseo de Campoamor. El nombre de José Borja ya sonaba. La mayor parte de su vida se la llevaron esas carteleras hechas en papel de grandes dimensiones con las grandes estrellas del cine. Mezcla de colores hecha con cola de conejo y pintura en polvo que había que mantener caliente para que no cuajara. Poco a poco fueron desapareciendo los cartelones pintados por Borja dando paso a carteles por transparencia o los pasquines con luz por detrás. Y algo fue cambiando en la vida de Pepe Borja. Es entonces cuando se dedicó a pintar reproducciones de cuadros de grandes maestros y hasta bodegones para el Palacio que le estaban construyendo en Marbella al hermano del Rey de Arabia Saudí. Y así hasta su jubilación. (Texto: Paco Huesca García)